Hay un hombre en una veleta que está tocando el violín Pese a la gran distancia veo sus mejillas hundidas Se ha quitado las gafas, resignado, adelanta su fin Un saludo militar, centra su mirada en mí durante la caída Toca el suelo, hay un "plaf" mojado, vísceras alrededor Caras renacentistas en corro, comienza el aquelarre Siete piernas sobre su torso, el baile es sobrecogedor No paro de dibujar charcos color otoño, el hedor es repugnante Tiemblo al correr. Parpados húmedos, rojos Cortes dispuestos por toda mi barriga De los mismos brotan pupilas rectas en vertical Frenético, frenético movimiento. Alguien vigila Quisiera huir con el viento Y a quien importa un cadáver más? La bondad está destinada al desastre Todo valor es vacío al pensar En el día en que nuestro cuerpo falte Y a quien importa un cadáver más? Al reparar que hay que vegetar Bajo el suelo que una vez pisaste