Nadie en el Tercio sabía Quién era aquel legionario Tan audaz y temerario Que en la Legión se alistó. Nadie sabía su historia, Mas la Legión suponía Que un gran dolor le mordía Como un lobo el corazón. Más si alguno quién era le preguntaba, Con dolor y rudeza le contestaba: Soy un hombre a quien la suerte Hirió con zarpa de fiera, Soy un novio de la muerte Que va a unirse en lazo fuerte Con tan leal compañera. Cuando más rudo era el fuego Y la pelea más fiera, Defendiendo su Bandera, El legionario avanzó. Y sin temer al empuje Del enemigo exaltado, Supo morir como un bravo Y la enseña rescató. Y al regar con su sangre la tierra ardiente, Murmuró el legionario con voz doliente: Soy un hombre a quien la suerte Hirió con zarpa de fiera, Soy un novio de la muerte Que va a unirse en lazo fuerte Con tal leal compañera. Cuando al fin le recogieron, Entre su pecho encontraron Una carta y un retrato De una divina mujer. Y aquella carta decía: "...si algún día Dios te llama, Para mí un puesto reclama Que a buscarte pronto iré". Y en el último beso que le enviaba, Su postrer despedida le consagraba: Por ir a tu lado a verte, Mi más leal compañera, Me hice novio de la muerte, La estreché con lazo fuerte Y su amor fue mi Bandera.