Un domingo que fue del vino, ahí su sobremesa habló Y los ojos de los años se encendieron Entre el humo de un cigarro, unas palabras vi correr Camufladas con las ganas de llover ♪ Recordó el fuego de unos libros que en la terraza murieron Y aquel viejo calor quemó sus manos de nuevo Perfumado al aliento, qué tristeza, qué dolor No sabía, tropezaba lacerada por su propio cuento Juraría que la mano de la muerte Acariciaba su espalda Cuando me mostró la cara del terror ♪ Si se exilia tu sonrisa en grises recuerdos Porque un cobarde secuestró tu amor En la tierra del domingo seré tu embajador Ya no vas a estar más sola Siguió dibujando con las valientes líneas de sus labios A los fieles compañeros que perdió Y esa tarde condenada a noche para siempre Se quedó en mis labios negros 30.000 luces encendidas En oscuras avenidas Desde el Olimpo, hasta el Libertador 30.000 voces respirando Atravesando los campos Despertando los vientos del Trelew