Y en un lugar muy triste y humilde vivía Una niña ciega con su anciano abuelo Que para curarle la vista a su nieta Limosna imploraba juntando el dinero. Y estando una noche, La niña solita en su habitación Entró un forajido, cogió la cajita, Y a la cieguecita le dijo al ladrón: "No me robes el dinero Que en esa caja que llevas, Lo está guardando mi abuelo Para curar mi ceguera. Tú que no lo necesitas, Na' más que pa' algún antojo Mira que soy cieguecita, Y llevas en la cajita La luz que piden mis ojos." Y aquellas palabras de la cieguecita En el desalmado, piedad infundieron Y mientras la niña llorando rezaba Dejó nuevamente para ella el dinero. Y al ver su amargura, Para consolarla de aquella fea acción Así con dulzura, el alma encogía Y a la cieguecita le dijo el ladrón: "Ya no quiero tu dinero, Que tanto lo necesitas Por causarte desconsuelo Perdóname, cieguecita. No te aflijas, te lo ruego, Guarda, niña, tus enojos Que verte llorar no puedo, Y te quedo tu dinero... No puedo robar... tus ojos."