Cuando el verano era largo y utópico te vi,
Besando a tantos, cuántos grafitis de carmín,
Decían sobre la piel de los que odié por tener tu corazón,
Su mayor defecto: que nunca era en yo.
Yo con mis gafas de pasta,
Tu te desarrollaste antes que yo y me sacabas una cuarta.
Corrían los trece cuando probaban su primer cigarro,
Esos que hoy soy drogodependientes.
Tu con tu Chester, que te dio años cuando ansiabas ser mayor,
Y ahora no te los quita ni Dios
En el presente, el cual se endeuda soñando sin tí.
Valientes se acercaban, cobardes miraban,
Yo crecí con una mano ahí estudiando las arrugas de tu blusa,
Difusa, adivinando tu piel,
Todo por merecer, recoger tu fruto,
Intentando trucos que en las pelis siempre salían bien.
Y los demás hablaban de cuando Boris se despelotó,
La noche anterior, en crónicas marcianas.
Y nada, tu eras la Venus de Milo preadolescente,
Yo el inteligente...
Yo el gafitas cuatro ojos, el capitán de los piojos,
Desde barcos y mar que es la soledad.
Y yo tu mejor amigo, tu adorno,
Aún maldigo aquel conejo de la suerte que no aceptaba sobornos.
Yo el gafitas cuatro ojos... El capitán de los piojos...
Yo el gafitas cuatro ojos... El capitán de los piojos.
Yo el mentiroso fiel frente a la pared de rodillas,
De los que juró y perjuró que vio lo de Ricky Martin y la nosilla.
Te estudié de memoria, desde mi asiento,
Mientras dibujaba un pene erecto en el libro de historia.
Te encontré suguiendo el rastro de neuronas muertas,
De sueños rotos y bolis perdidos que te presté.
Y recordé que una vez llegó un Septiembre
En el que volvió otra persona a tu pupitre vistiendo tu piel.
Yo hoy paras en ese bar al que van,
Los amantes anónimos que desvelan con depresión postcoital.
Y allí te encontré,
Yo haciendo de meteorólogo de silencios incómodos,
Creo que va a llover.
Ocultando con el humor lo que no pude con valentía,
Me miraste y dijiste: "Basta de tonterías".
Me cogiste la mano, me hiciste de guía,
Qué bien te sabías el recorrido de la barra al baño.
Y cuántos años han tenido que pasar,
Para tenerte frente a frente, al fin te siento.
Te tomé de un trago y sin pensar,
Y el alma se desplomó,
Cuando acabé y dijiste: "Son cincuenta euros".
Son cincuenta euros...
Son cincuenta euros...
No te enamores a primera vista con miopía,
Parecía santa hasta a mitad de una orgía.
Y yo el gafitas cuatro ojos, el capitán de los piojos,
Desde barcos y mar que es la soledad.
Y yo tu mejor amigo, tu adorno,
Aún maldigo aquel conejo de la suerte que no aceptaba sobornos.
Yo el gafitas cuatro ojos... El capitán de los piojos...