Aún te recuerdo, pero he decidido salir Después de tanto tiempo, harto del abandono y el llanto La puerta abierta y yo pensando Que vivía en una cárcel. Me encerré en mi autoengaño Yo sintiéndome pequeño ante el tumulto Tan desafinado entre la gente Un niño me sonríe y me sonríe el mundo Y recuerdo que la suerte está de parte del valiente Me dejaste aquí He destripado mis miedos y estaban dentro mis sueños Y ahora ya sé que tengo que salir Y de ti aprendí Que los miedos son pequeños leyendas que nunca quisimos desmentir Y aprendí que la autocompasión tan solo es un vicio Síntoma de no creer en ti Y ahora sé que se puede vivir en una cárcel teniendo la llave justo ahí En ese lugar donde los miedos se quitan el disfraz de prudencia Y dejan de mentir y aquí me ves Celebrando la paz, el sol, la vida, los tiempos Sintiéndome ese campeón modesto Capaz de celebrar hasta el penúltimo puesto Construyendo mente, cuerpo, vida, horarios De seis a siete: piernas, pecho, espalda, cardio Y después currículums, llamadas, salgo El derecho sin esfuerzo es un engaño Me he medido con mis miedos, y son tan pequeños Que por eso retumbaban dentro antes La derrota es la justificación del desertor Y el triunfo, la actitud del constante Y aunque es difícil estar sin ti El fracaso es fracaso en el momento en el que tú decides no seguir Y de ti aprendí Que la vida son pequeños momentos que nunca quisimos descubrir Y aprendí que odiar es desear daños Que al final te los acabas siempre haciendo a ti Y ahora sé que se puede vivir en una cárcel teniendo la llave justo ahí En ese lugar donde la serpiente del miedo muda su piel de prudencia ♪ De las pequeñas victorias diarias Del que no deja de luchar bajo la lluvia El que supera ventajas con méritos A los fracasos que sólo son pasos hacia el éxito Al que no quiere ser estatua para la eternidad Al que siendo perdedor es como aprendió a ganar Al que entiende que su mal No lo dicta un vidente, un político, un adalid Sólo está en ti que eliges no seguir Y de ti aprendí Que la vida son pequeños momentos que nunca quisimos descubrir Y aprendí que si el destino está escrito yo soy el único que lo puede reescribir Y aprendí que se puede vivir en una cárcel teniendo la llave justo ahí En ese lugar donde la serpiente del miedo muda su piel de prudencia