Recitado. Contradanza cruel. Sombras furtivas proscriptas por la hambrura Van y vienen en las calles despiadadas Rebuscando en la basura. Procesión espectral a un dios canalla Cebado en tanta angustia De la desoída Grey sacrificada, Desangrado cordero en su liturgia. Constitución, las tres de la mañana, Sale un tren al sur de la locura. Filosas miradas, dagas de pupilas, Guturales sonidos, feroces perfiles Que alguna vez conocieron la ternura Y, si el sueño o los paraísos del pegamento Se enroscan en un niño Vencido en la vigilia y la penuria, Un lejano ángel de amor regresa A redondearle las facciones duras. Tiritando de harapos, Lamidos por el perro del fuego en los rincones. Arracimados en el desamparo. Con los carritos llenos de latas y cartones. Con el cansino paso de la desesperanza, Va la silente caravana. Los ojos en el piso, La vergüenza de la escarnecida condición humana. En un violento espasmo, el odio, Les enturbia de sangre las puteadas. Nadie diría que pueden llorar y, Sin embargo, lloran. ¿Quién no lloraría? Se van tragando los ojos con las lágrimas Hasta la ceguera por la bronca contenida. Mientras silban un cuchillo finito de hielo Entre los dientes, como diciendo: "Ya va a llegar el día".