Te imagino arrodillada En un rincón de tu casa Con los ojos en el cielo Y la boca en el estupor. Te imagino sorprendida Por la voz que te ilumina La presencia que te habla de amor Imagino tus temores Tus certezas, tus rubores Sentirte mujer de golpe La enamorada de Dios Imagino tu dulzura Tu belleza tu ternura Susurrando suavemente un si Casi me pareció oírte enloquecida de gozo Viéndote crecer el vientre tarareando un arroro. Casi me parece verte En un derroche de vida Con tu secreto en los brazos amamantando a tu Dios. Cómo será cuando te encontraré Madre del hijo del dueño del Sol Cómo será cuando yo te veré Niña de Nazaret.