Cabecea el centeno, Brinda la monarquía. En tu pueblo y el mío Se ha extinguido una voz Por morderse los labios. A la luz de las lumbres, Cada vez menos puestos, Se nos muere de frío La encina que se prende. Su dueño enferma de olvido. Ellos bailan, bailan, bailan. Bailan en la noche de san Juan. Y ellos bailan, ríen y beben. Pero no demasiado, Por morderse los labios. El cura con su rebaño Alfabetiza sus pecados. Su luto: mil años, 6 meses. Fuertes, nobles y sumisos, Como una pareja de bueyes. Castrados de su fuego interno, Como una pareja de bueyes. Ellos bailan, bailan, bailan. Bailan en la noche de san Juan. Y ellos bailan, ríen y beben. Pero no demasiado, Ellos bailan, bailan, bailan. Bailan en la noche de san Juan. Y ellos bailan, ríen y beben. Pero no demasiado, Por morderse los labios. Y en la calle se apuestan Los traficantes de esencias Cuánto... cuánto... sangran las piernas... ¿Cuánto sangran las piernas?, ¿Cuánto sangran las piernas?, Por morderse los labios, Por morderse los labios...