Desde lo más profundo de las tinieblas de la noche, Perdido en aquellos lugares donde aun el demonio teme respirar... estoy allí mirándote, dominando cada uno de tus pensamientos y haciéndote caer una y otra vez en dulces tentaciones. No niegues el placer que te produce el calor de su carne voluptuosa y embriagante, el dulce veneno que de sus labios supura y que en el fondo del infiero hará arder tu alma una vez que la poseas. No les creas siempre mienten, son sus lágrimas de serpiente Un falaz juego de niños que controlan a su capricho. Es su anzuelo tu mirada, para ellas todo para ti nada. Tras el disfraz de su inocencia atacan. No hay escape sus deseos matan. Y solamente mi sufrimiento podrá saciar su sed de sangre. Van por ahí cosechando ilusiones, Solo burdeles son sus corazones . Por fuera enseñan todos sus encantos Mientras maquinan como conquistarnos. También caí en la trampa de sus sueños Que me envolvieron como araña a insecto. Y aunque quisiera olvidar sus besos Muero de ganas al sentir su aliento. Y solamente mi sufrimiento podrá saciar su sed de sangre 'Lejos de la mirada de dios, así me lleva, jadeante y por la fatiga deshecho a las hondas y solas planicies del hastió' (Charles Baudelaire fragmento de 'La Destrucción') Y solamente mi sufrimiento podrá saciar su sed de sangre