Cristo, el ancla firme y fuerte, en furiosa tempestad; Cuando soplan fuertes dudas y mis velas no dan más. En la pena y en la tristeza, cuando sufra en el dolor; Yo me aferraré al ancla, pues jamás se moverá. Cristo, el ancla firme y fuerte, cuando ruge el temporal; Cuando tentación me ataca y parezco desmayar. Más profundo llega el ancla que mi culpa y mi maldad; Yo me aferraré al ancla, pues jamás se moverá. Cristo, el ancla firme y fuerte, bajo la incredulidad; No desmayes alma mía, en la cruz segura estás. Es mi prueba y mi certeza que Su amor no fallará; Me esperanza está en el ancla, pues jamás se moverá. Cristo, el ancla firme y fuerte, cuando llegue el día final; Cuando se abra al fin la gloria y yo pueda descansar. Cruzaré el horizonte muy seguro con mi Dios; Todo calma será entonces, Ya no habrá más tempestad. Todo lo pago, el que por mi murio Y mis manchas el lavo Con sangre carmesi Todo lo pago, el que por mi murio Y mis manchas el lavo Con sangre carmesí