En la noche o al calor de la mañana. Sobre el ancho mar o bajo la almohada. Entre sus tinieblas, Púdrase el tirano que lanza las piedras, que esconde la mano. Puedo ver dinero en su mirada. Roba al pueblo el capo y sus frías sombras largas. Y tras él, tras estos canallas... Los buenos hombres blandos no Amarran sus palabras, la rabia y el llanto. Somos la voz. Somos las calles. Mar, tierra, sangre. Con sueños en el aire. Háblame tal vez si tienes algo que contarme. Y abrázame también porque, Más que el viento de mistral, suenan hoy balas al aire. Y sin luz de la mañana, Dejemos al tirano sin inviernos ni veranos, a la sombra de su noche. Y otra más para contar de buenos y malos. Somos la voz. Somos las calles. Mar, tierra, sangre. Con sueños en el aire.