Arda la hoguera, todo lo sentido y querido, muera. Arda el recuerdo como la madera. Sobreviví a estar contigo, a estar sin ti. A andar rebotando entre las aceras. Noches, días, mañanas. El tiempo ya nos dijo que se pierde y se gana. Que nadie es de nadie. Pero algo de apetito de esa piel quedó envuelto en mi cama. Quédate a no dormir. Quédate y sédame. Junto a ti, lárgate después. Podrás decir que fue un fantástico homenaje. Arda la pena, arda en el fuego todo lo que tú eras. Y desaparezcan mis noches en vela, también. Porque cuando me dicen que eres carne en los bailes de Otros buitres, todavía se resienten más mis cicatrices. Quédate a no dormir. Quédate y sédame. Junto a ti, lárgate después. Podrás decir que fue un fantástico homenaje. De ti cada vez más lejos, de nosotros dos, del bello verano. Da igual lo que seamos, ahora solo quédate. Arda la hoguera, nada nos queda, Si todo lo que entra arde y se quema entre esas dos piernas.