Entonces era un pibe cuando murió mi padre Fue tanta la miseria, que mi viejita y yo Comíamos llorando el pan amargo y duro Que en esas horas tristes mi mano mendigó Mi pobre medrecita lavando ropa ajena Pasábase las horas al pie del piletón Por míseras monedas con que calmaba apenas Las crueles amarguras de nuestra situación Fui creciendo a tropezones, y a mis años juveniles Galopé por el camino que mejor me pareció En las vueltas de la vida, me faltaba la experiencia La experiencia esa de noble, que ninguno me enseñó De engreído me hice el guapo, me encerraron entre rejas Y de preso ni un amigo me ha venido a visitar Sólo el rostro demacrado y adorado de mi madre Se aplastó contra las rejas para poderme besar ♪ A usted, amigo, que es tan joven, le daré un consejo de oro Un consejo sano y bueno que no tiene que olvidar Cuide mucho de su madre, que ella siempre es un tesoro Un tesoro que al perderlo otro igual no encontrará