Afiebrado el firmamento, ella toma su lugar En la barrera predispuesta del abono familiar Encarando los toriles el enmonterado va Al encuentro con el fragante Ferdinand "Oh, ¿por qué no peleas? ¡embísteme, bestia!" Le pregunta el envarado al castigar "Cuando las luces de tu casa llamen, respondé O te haré temblar, te haré temblar" Bordado a tu estela Sangre en la arena, abanicos de pestañas La orquesta enmudecida, la muleta empapada "Esto es lo que somos, tarde negra, Ferdinand" Se duele el del estoque a los pitones el cuerpo entregar "Que no quiero verla" dice el niño García Mientras en el Granada se parten de risa "Los profetas de video nunca entenderán lo que nos hemos dado Los borrachos le silban a la estela que dejas" La estela que deja