Era un hombre encantador. Él decía que cada uno tenía razones Para hacer lo que hacía . Y que el resto era un sermón. Aun así, por las noches . Le inquietaban los ruidos. ¿Era él?, ¿los demás? . ¿O un conjuro de todos los tiempos? Cierra la puerta siempre con llave, No tardes mucho, no corras, No llames la atención . Y un espeluznante . por si acaso. Cierra la puerta siempre con llave, No tardes mucho, no corras, No llames la atención . Y un espeluznante . por si acaso. Era un hombre sensible, Le afectaba que le alzaran la voz. Y soñaba que era un gran luchador, Que la gente le admiraba. Fue encontrado, aún así . Empujado, acorralado, En la mesa tras un plato, Haciendo guardia en un sofá, Ante el espejo bien duchado, Con dignísima armadura . Incapaz de verse. Cierra la puerta siempre con llave, No tardes mucho, no corras, No llames la atención . Y un espeluznante . por si acaso. Cierra la puerta siempre con llave, No tardes mucho, no corras, No llames la atención . Y un espeluznante . por si acaso. Pero aquí estás . Aquí estás, aún . Armándote, armándote de valor.