Dicen que amainó La tormenta. Trataremos de dormir. En nuestros pies Yodo y vendas Recuerdan el camino. Y tú quieres saber Si al despertar Calaos hasta los huesos. Algo habrá podido cambiar Y yo no quiero mentir. Llegando aquí ¿Qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar Para que nos responda con rugidos, Para que nos diga la verdad. Y si ha salido el sol Y no, no es para los dos, Dime ¿para quién? O si hoy no sopla el viento por los dos Entonces ¿por quién? ¿Cómo puedo yo quererte bien Si soy mi propio enemigo? Y ¿cómo recomenzar Cuando hay tanto ayer aquí En mí? Y ahora di ¿Qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar Para que nos responda con rugidos Para que nos diga la verdad. Y te podrán decir, Que en el amor Ha de haber un vencido, Que en el amor Ha de haber un vencedor. Pero óyeme, yo estuve allí Y sé que no hay mas que supervivientes. Deja que hablen, que yo prefiero oír Las cosas de la mar. Llegando aquí ¿Qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar. Y ahora di ¿Qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar Para que nos responda con rugidos, Y nos diga la verdad Y sobre todo Para Poder... ¡Avanzar! Bajo el mismo sol ardiente Con los juicios que aún nos quedan por perder, Con el salitre adherido a nuestra piel, Como Jonás en las entrañas del gran pez, Con algas y con piedras, Con toda el agua que tragamos al nadar, Con las mentiras sobre las que tuve la osadía de jurar. Yo jugué a ser malo y di de bruces con el mal, Jugué a ser malo y di de bruces con el mal. ¡Qué me perdone el capitán Ahab! ¡Qué me perdone! Dicen que amainó la tormenta.