Cuando el juez le preguntó Por qué tuvo que matar, Mona, seria, respondió: -Fue el calor y la humedad.- Me contaron que esperó A la siesta de las tres. En una mano un cenicero; en un puño el corazón. Como una fruta madura su cráneo se hundió. Sentada en el salón Con el cuerpo a sus pies Pensaba en que ella fue una vez Joven, guapa y feliz. -Hubo un tiempo en el que yo Habría muerto por amor. Hubo un tiempo en el que habría muerto por amor.- Mona, calla, haz el favor. Mona, me haces enfermar. Ramona, ven aquí Que te voy a reventar. Y si no hay nadie a quien culpar, culpemos a la humedad. Lo enterró en el jardín A la sombra de un nogal, Justo donde suelen ir Sus dos gatos a orinar. -Esta vida iba a ser otra y algo salió mal.- -Si hubo un tiempo en el que yo Habría muerto por amor. Hubo un tiempo en el que habría muerto por amor.- Nadie quiso saber más. Me juraron que así fue. Se quedó mirando afuera Esperando el anochecer. Y corrió a ocupar la luna el lugar del sol.