No estoy en contra, mi amor, de que tengas Un alma para la eternidad, Pero a mi cuerpo le aburren las fiestas Del más allá. Hoy lo que quiero es hincarle algún diente A un buen trozo de carne mortal Sin pensar en la noche siguiente Del funeral. Igual que el hambre, Igual que el sueño y la sed, Son estas ganas de entrar En tu piel. No hay mejor cielo que tus caderas; Dámelas, no me gusta esperar, A plazos no sé vivir, Desnúdate para mí, Por caridad. Que no se escape la noche del sábado, Ningún Dios te la devolverá. Ese tigre, mi amor, si lo suelto Te morderá.