Casi pisando la arena, se va Dominga hacia el río En una mano la luna, en la otra mano su niño Lleva un atado de ropas, que le corona la frente Y una mirada tan larga, que en la mirada se pierde Dominga la lavandera, En que se queda pensando Cuando machaca la luna Entre piedras y remansos Dominga, la lavandera En que se queda pensando El agua toca sus manos, robándole una caricia Y un ángel baja del cielo, con alas hechas de brisa Cuando Dominga regresa, y se va por el camino Detrás le sigue la luna, y el río queda vacío