Vendrá la lluvia, abuela Y otra vez bautizará tus cabellos de niña Entregándote sus frescos ramos de abril O jugando a enredar su música en tus manos Vendrá, abuela, una mañana Y su cadencia pronunciará tu fragante nombre Y cada gota brillando en los alambrados será un pentagrama Para que pájaros te acompañen en tu andar distraído De la cocina al patio Desde el humo de tu cigarro al mundo Vendrá la lluvia, abuela Y dos ángeles te descalzarán y te invitarán A saltar los charcos y a soñar con distancias Mientras un perfume de azahar se descuelga de tu cuello Y festiva vas a misa o a la procesión de tus recuerdos Vendrá, abuela, una mansa lluvia De esas que acarician el rostro y borran las horas grises Para que cuando salga el sol todo comience otra vez Y así tu voz sea siempre un cascabel de alegría Con la frente alta Sabia y dilecta hija de Dios