Dorada la mañana se eleva Y en la esfera de sus ojos Veo el fuego de una almendra tan serena Que de noche espera una sombra. Un águila perdida en la siesta De un guerrero Que duerme en la melodía de una margarita Flota en la retina Del universo. Cada día pesa la pena Y se hace herida la ausencia Tu nombre cubre las montañas más altas Hasta mí. Se vuelve agua y sube al cielo.