Qué cruel es a veces el viento brutal Que arrastra a los nuestros sin preguntar A un oasis del tiempo, del bien y del mal Desde el que un día lejano todo vuelve a empezar. Pobres nosotros desamparados Sin sus miradas y su calor En un frío mundo que se convierte En una cueva amarga de ingratitud. Qué poco camino, qué corta excursión, Ya no queda nada de lo que existió: Ni gente ni cosas retuvo el amor, Pero la vida vivida pudo más que el dolor. Se vacía la vida de alegría y rencor Y se juntan las voces de un mundo anterior, Recordando colores y ruidos de ayer, De una infancia lejana que pide volver. Y pasan imágenes de un tiempo olvidado, De un sol amarillo que no brilla más, Un desfile de rostros que le son familiares Le sonríen de lejos al verlo llegar. Ahora toca esa noche que nos toca vivir Un poquito más solos sin verlo reír. Todavía nos queda el eco de su voz Que atrapamos un día en un magnetofón. Qué poco camino, qué corta excursión, Ya no queda nada de lo que existió: Ni gente ni cosas retuvo el amor, Pero la vida vivida pudo más que el dolor. Pero la vida vivida pudo más que el dolor. Pero la vida vivida pudo más que el dolor. Pero la vida vivida pudo más que el dolor. Pero la vida vivida pudo más que el dolor. Pero la vida vivida pudo más que el dolor.