Faltaba tanto todavía para el mediodía Y ya sabia, y ya sabia. Por los andamios cada paso lo desconocía Como a un sosias, como a un sosias. Dejó el revoque sin el fino Y la cuchara en el camino Descendió los escalones Con las últimas canciones. Las alturas no marean A los que desde el cielo esperan Pero el mundo al ras del suelo Es otra cosa, compañero. El tiempo vuela, vuela Pero no pasó por esta vez la primavera Penas, de una vida entera Levantando polvaredas veredas, Una de cal y cuatrocientas mil de arena Quema, demasiado el sol Poniendo brea en la azotea. El capataz lo vio pasar sin completar el turno En su Saturno, en su Saturno. Entonces la ciudad se lo llevó a lo más profundo En un segundo, en un segundo. Entró a su casa por el fondo Y en silencio al dormitorio Sin decir una palabra Perro loco que no ladra. Desató su furia errante Sobre aquellos dos amantes El puñal ensangrentado Le temblaba entre las manos Al final del verano. El tiempo vuela, vuela Ya no habrá temor ni pan caliente en la panera Nena, nuestro plan pasó debajo de las escaleras Era, demasiado para vos y yo la vida entera Afuera, la verdad se lleva todo como la marea Sirenas, de una vida entera levantando polvaredas Veredas, una de cal y cuatrocientas mil de arena Quema, demasiado el sol poniendo brea en la azotea.