Qué lindo es mi Cristo cuán grande es su amor, Yo andaba perdido Él vino y me halló Con sus tiernas manos Él me acarició, Tomó me en sus brazos y ahí me arrulló. Que dulces caricias las del Salvador, Caricias que llenan mi alma de amor Su voz me asegura, conmigo Él está, Estar para siempre por la eternidad. Que dulce es mi Cristo cuán grande es su amor, Que diste tu vida por mi pecador Dejaste tu gloria por venir aquí, Buscando perdidos me encontraste a mí.