Que linda estabas al pasar, pebeta, Con tu carita sonrosada y fina, Me pareciste una flor divina, Como jamás imaginé poder mirar. Con ansias espero que pases de nuevo, Para decirte que por vos me muero Y que mis ojos, desde que te vieron, No tienen mas sosiego, Sólo saben lagrimerar. Decí por Dios, dónde estás, Que mis ojos no te alcanzan, No matés a la esperanza Que me dejaste al pasar. Si te llegara a encontrar, Un piropo te diría, Escuchame vida mía, Aunque no te vea más.