Aún lo recuerdo: Nunca olvidaré aquella mirada. Curvado el cuerpo Bajo su cabeza agachada. Temblor de manos: En una un vino, En la otra un pitillo. De la muerte era hermano, Inocente como un chiquillo. Vivía en la barra de un bar, Decir vivía es exagerar, Buscando una salida de emergencia, Perdiendo, ante el espejo, la paciencia. Si su destino Estaba escrito de antemano, ¡ qué gran mezquino Que le empujó a aquel pantano! Y, en el diario, No hubo una esquela que nombrara A este corsario, Ni lágrimas que le lloraran. Y huérfano quedó aquel bar, Donde solía navegar. Buscando una salida de emergencia, Perdiendo ante el espejo la paciencia.