El desierto es el testigo De mujeres mutiladas Sin sentido De mujeres que trabajan Por jornadas de miseria En talleres explotadas Ellas nunca Regresarán a sus casas. Sus hijos solos, indefensos Creen que son abandonados Solo sus cuerpos ultrajados Mutilados encontraron. La arena manchada del desierto Es un fiel testigo mudo De las mujeres de Juárez Que murieron con sadismo. Entre arenas pervertida Carcomidas por los buitres Entre fétidos olores Son los restos de las mujeres de Juárez Que quedaron enterradas Sepultadas. Gritos que son sofocados Gritos que fueron callados Gritos sin ser escuchados Gritos que las bestias ignoraron