Son cientos, son miles de árboles Se alzan llegando a acariciar el sol Testigos de mi llegada de este extenso viaje Un involuntario refugio a este herido corazón De nuevo, en otra multitud me encuentro solo El viento sopla en mis alas Sabe que debo despegar Pero las encuentra heridas frías y ciegas en el miedo Parece desistir ante esta sombra, ante este tenso cuerpo Sáname, dame abrigo Cúrame, lo necesito En ausencia del sol Una noche fue suficiente para enseñarme el norte Aquel que mis ojos no lograban ver Puedo volver a abrir mis alas El camino es largo y debo continuar Ahora que he olvidado cómo se siente el miedo Vuelo para siempre, sin miedo a morir