Un pescador, de redes cansadas, Por tanto pedir favores al mar, Envejecio. El domador de espumas y peces, Juró pedir por ultima vez, Al mar. Lanzó sus redes, Una y mil veces, Por esa sabia marina pudo alcanzar, A una sirena, La mas hermosa, La ultima gota de amor, Que pudo hallar. Hasta sus brazos, el pescador la llevó, Se amaron tanto, que el dia, Se terminó. Y la sirena, lloraba gotas de sal, Porque sabia, que su vida era En el mar. Una vez, yo tambien fui pescador, Y a mi sirena, atrape, Y comprendi, que no bastaba con mi red, Y al mar mi vida tambien, Heche.