Porque inclinaste tu frente sobre el altar de las eras Aprendí a querer el surco, mi dulce madre labriega Porque tus manos mecieron el pan en cunas de tierra Aprendí a querer la espiga y el agüita que la alienta Porque inclinaste tu frente sobre el altar de las eras Aprendí a querer el surco, mi dulce madre labriega Porque tus manos mecieron el pan en cunas de tierra Aprendí a querer la espiga y el agüita que la alienta Porque le enseñaste al sol a tejer con miel la huerta Y al ruiseñor del alero tus canciones jardineras Aprendí a querer la luz que madura las cosechas Y las semillas que gritan tu nombre cuando revientan Porque le enseñaste al sol a tejer con miel la huerta Y al ruiseñor del alero tus canciones jardineras Aprendí a querer la luz que madura las cosechas Y las semillas que gritan tu nombre cuando revientan Porque enseñaste una flor a cada mañana nueva Aprendí a querer las tardes que son como tú, morenas Porque enseñaste también que son de espigas las penas Aprendí a querer la vida mi dulce madre labriega