Caminando los dos de la mano Posamos los ojos en esa vidriera, Y observando las dos bicicletas Tus ganas discretas se hicieron notar. Anhelaba que algún día pudiera comprar Ese hermoso par de bicicletas Y pasarnos las tardes enteras Con la primavera marchando detrás. Y así fue que viví obsesionado, Ahorrando en función de juntar el dinero, Todo el año como un desgraciado, Poniendo ante todo la causa primero. Hasta que llegó aquél día bendito Que tuve la suma de plata completa, Y felices en las bicicletas Dejamos la tienda y echamos a andar. Y en las bicicletas la vida pasaba, Dos almas inquietas debajo del sol, Y en la bicicleta tu estampa brillaba, Tu fina silueta radiante de amor. Tus piernas en el pedaleo, Tu pelo flotando en el viento, Y aquél sentimiento de amor vagabundo Haciendo del mundo un sitio mejor. Por el rumbo de aquellos antojos Pasamos las tardes gozando la calle, A mi no me alcanzaban los ojos Mirando a detalle tu honorable ser. Y al momento en las dos bicicletas Se nos olvidaban sobre la vereda, Para poder tan sólo abrazarnos Bajo el árbol en algún atardecer. Es difícil plasmar en un verso Aquél universo tan puro y distante, El amor transformaba el momento Poniendo a la piedra un precioso diamante. Tú eras algo tan extraordinario, Recuerdo tus ojos cuando me decías Regálame otro beso que aquí de regreso a mi casa, Que ya oscureció. Y en las bicicletas la vida pasaba, Dos almas inquietas debajo del sol, Y en la bicicleta tu estampa brillaba, Con fina silueta radiante de amor. Tus piernas en el pedaleo, Tu pelo flotando en el viento, Y aquél sentimiento de amor vagabundo Haciendo del mundo un sitio mejor. Tus piernas en el pedaleo, Tu pelo flotando en el viento, Y aquél sentimiento de amor vagabundo Haciendo del mundo un sitio mejor.