De agua dulce que se va por la pendiente De mi verde continente a mezclarse con el mar Vamos hechos, y su luz que nos alcanza Nos devuelve la esperanza de hallar la tierra sin mal A su escencia y su fluir pertenecemos Desde el puño de los remos hasta el modo de decir Al bajar, nos atraviesan estos ríos Mansos de los pagos míos de la fuente guaraní Los centinelas del agua no se han ido todavía Traen desde remotos días las palabras y el fulgor Sus versos como plegarias luminosas que se abisman Claras como el agua limpia en los cauces del corazón Son del agua nuestros hijos Flores del camalotal Lo que se derrame al río En su sangre quedará ♪ De la ausente sombra del monte talado Un ciego sol han cosechado y con la tierra se nos va La memoria de Apipé se hundió en su espuma Y en Yacyretá la luna no termina de llorar Yo me sueño regresando a un río sagrado Mientras el monte olvidado vuelve nuevo a florecer Y ya, leve, sin amores ni trabajo Yéndome, corriente abajo, con mis hermanos de ayer Los centinelas del agua no se han ido todavía Traen desde remotos días las palabras y el fulgor Sus versos como plegarias luminosas que se abisman Claras como el agua limpia en los cauces del corazón Son del agua nuestros hijos Flores del camalotal Lo que se derrame al río En su sangre quedará