Hora del no Niebla en la mitad Haz que amanezca Fruta de la claridad Cuida de mi casa hoy Mi perro guardián Una fiera alrededor Huele mi debilidad Cierro las ventanas viejas de este caserón Clausuró las repetidas puertas de un viejo dolor Toca mi cabeza en sombras, niño del alcohol Cuido otra inocente piel de un ave que se desprendió de mí No quiero ver las cartas de mi suerte Siempre, el destino, fue un feroz jugador Me llevará, como a todos, la muerte Pero saber cuándo es mucho a su favor Nada es mejor mañana Nunca es mejor que hoy Zarpa en la luz, bella oscuridad Nada se nos pierde aquí Todo permanece igual Algo roza en la pared Su pelaje hostil Haz el signo de la cruz Vuelve a verte revivir Hay un modo de cubrirse al máximo la piel Tomar un pliegue del alma Y darse vuelta del revés Quítame estas viejas vendas y ponme de pie Déjame cargada un arma Hoy es domingo, no me escaparé No quiero ver las cartas de mi suerte Siempre, el destino, fue un feroz jugador Me llevará, como a todos, la muerte Pero saber cuándo es mucho a su favor Soñaba una ciudad de la alegría Y en el suburbio, un clamor El miedo muerde más que una jauría Detiene el pulso, el aliento y la voz Nada es mejor mañana Nunca es mejor que hoy