¡Ay caballos! Caballos bayos, negros, dormidos En el niño había un hombre; en el hombre había un niño Caen los arco iris vistiendo al angelito Un ojo se ha hecho espejo, dos ojos se hacen río Las campanas lejanas, un sollozo, un descuido Se quedará la noche con perfume de tilo Alguien reza en la puerta, no hay más calor, no hay frío Los ojos se nos pudren, tiro más sal al río Las mujeres, las niñas, la serpiente, el olvido Se hacen armas tan suaves que hacen ver sin ser vistos ¡Ay caballos! Caballos bayos, negros, dormidos En el niño había un hombre; en el hombre había un niño Tres santos hacen vino del llanto que les vino Por ver de pie a la sombra comiendo su destino Nadie se marcha solo, se cargan los caminos De todas las historias cada vez que partimos Nos despedimos siempre salvo cuando nos fuimos De una vez para siempre, el silencio servido ¡Ay caballos! Caballos bayos, negros, dormidos En mi niño había un hombre; en el hombre había un niño