Nosotros, los hijos del abismo Hemos de surgir iracundos Paridos por la arena Arrastrándonos primero a través de la noche Levantándonos luego sobre nuestra propia locura Mirar, incrédulos Hombres necios Sentíd en vuestros corazones la pequeñez de vuestra existencia Oíd temblorosos la sentencia de vuestra raza...