Desnudo y vivo, esperando desde la angustia Sin lamento pálido y delgado La piel abierta sobre la víctima torturada Sus pies fríos, aterrador consuelo. Y sufrir sin sentir la culpa irremediable Desolado por crueles esperanzas sintiendo, Cada vértebra quebrar afligido, encerrado Llorando, rompiendo el horrible descanso... Cuánta hoguera sin fuego, cuánta tumba cerrada. Burlándome, En el espíritu de los imbéciles. Ahora escucho otra voz...