Hasta aquel día, me cubro en silencio Plasmando tu rostro en mis sueños. El dulce y tierno aroma que arropaba tu pelo Me daba esa sensación de sobrevivir. No me puedo resistir Eres tú, yo y aquel abril. Hasta aquel día, sentí tu presencia Marcada en mis instintos, la esencia Que abrumaba la esperanza que agotaba mis penas. Sentir el roce denso de tu piel Y el alba que caía en mis pies. Eres tú, yo y aquel abril. Déjame entrar en tu vida Aunque sea por un día. La esperanza sigue viva. En mi corazón siempre habitas. Déjame ser la salida, Déjame ser al que invitas A escaparte todo el dia A hacerte diferente Sentir lo que no sientes. Abril. Hasta aquel día, me llenó de gracia. Enmarcando en mi memoria las ansias Que olvidaban los principios que Adueñaban mi infancia. Sutil es la ternura que posees Y la magia que adentraba en mi piel Eres tú, yo y aquel abril.