Cuando no tengo paz, amor, felicidad ni dinero, No sé por qué lloro si en el fondo es lo que quiero. No tengo paz, amor, felicidad ni dinero. No sé por qué lloro si en el fondo así me inspiro. Copian mis discos e intentan copiar mi estilo, Pero estoy tranquilo; la mejor musa está conmigo. Ya encontré sentido al latido de por qué escribo: Dejar algo en el mundo y llevarme algo conmigo. En busca del respeto recurrí a mis amigos, Los demás son sólo testigos de mi destino. Antes de ser comido por el buitre del olvido Que quede éste verso, accidente de mis sentidos. Sólo envidio a los que no nacieron todavía, Para ellos será lo que tú y yo creamos un día. Ya oigo despertar a mi mama y mi hermana, Acabo ésta frase y me voy a la cama: final feliz. Siento hastío hacia tu estilo vacío, Cada rima mía es una mina de oro y zafiros, Porque conozco el aislamiento y el placer del sufrimiento, Mas no así el límite del pensamiento. Tal vez cambie los muebles de sitio, Dé una mano de pintura a ésta vida mía gris Y suba las persianas de mis párpados Para que los rayos del Sol sequen mis lágrimas de barniz. Ah, plácidos dolores, dulce hiel de la melancolía, Inspiración mía, otoño del que brotan flores. Es bronco el ronco llanto que mi alma eructa Pero mi rima loca educa y no caduca nunca. Y es tal la ventaja que les llevo Que para ponerme a su altura tendría que empezar de nuevo.