Perdón, perdón...
Por no venir a despedirme hasta el andén,
A cantarte lo que los ojos no ven.
A contarte la versión subtitulada:
El final era igual, pero ahora no recuerdo cómo acaba...
Si total, me llueves de la nube al lagrimal,
Y recibo de tu parte cada jueves la misma postal.
¿Vas a coserte la herida? Ponte un dedal.
A mí me sobra carne y saliva, pon tú la sal y salta
A mi mar en calma, a animarme el día
O concederme la amnistía de una sopa fría.
Vamos lento, hacía tiempo que yacía...
¡Casi por telepatía atrapa mi apatía!
La palmera resume el desierto y está cubierto:
Los humanos han abierto las arenas de su tiempo,
Y todo ha seguido en movimiento, ¡qué giro tan violento!
Le he perdido el hilo al argumento.
Me rompen las olas que irrumpen a solas,
Cambian de lugar mi cama y cambia de color la alcoba.
Salpican la mesita y me quitan la ropa;
Me desahoga eso que hereda y que no roba.
Y yo hablándole de amor a una loba;
Razón la tiene toda, su llanto se parece ahora
Al ruido que hace nido en cualquier emisora,
Al latido y al montón de arena que llena mis horas...
Si mi soledad fuera inclusiva, inclusive,
Algo cambiaría: ella sabría que soy un buen pibe.
No pude avisarte del declive...
No tengo abogado, ni oficio, ni detective.
Me persigue, y yo hablándole de vida a una soga.
Se percibe que hay un doble fondo en todo lo que escribe...
¿No será tuya la mano que pide?
Ya sólo espera donde no reside; me saluda y me despide.
Hay alguien que me espera en la estación.
Están lloviendo paraguas;
Son paraguas de cartón bailando al son,
Y una blusa en el cajón: pasión desierta...
Hay alguien que me espera en la estación.
Mismo tren, distinto vagón...
Tengo que escribirle una canción, pedir perdón,
Ahora que todo se acaba...
Sobrevolando veinte mil pies sobre el fango,
Se duermen 'al bies' si le canto.
La misantropía mía es fría si la arranco,
Deja de hacer turismo en ti mismo.
Fui desdibujando un camino de vuelta, ando suelto,
Con la mirada del que elige y no cambia de bando...
Yo dije Pachamama y Guantanamera,
Por eso mis canciones duelen como la primera vez de todas.
Ahí fuera, hay alguien que se fue y alguien que espera;
El olvido no tiene frontera.
Lo he resuelto, de ese lado nadie ha vuelto,
Y yo sé hacerme el extranjero de cualquier manera.
¿Cómo escaparemos de la enredadera en la que estamos?
Son sólo flores que no tienen ramo...
Son colores claros, están por todos lados.
Algo me auguran si me curan de acabar ahogado.
Y si me apuras seguro que hay un instante,
En otro tiempo, en el que tengo aquí delante.
Como antes: igual te miento que igual me callo...
Qué flores, qué tallo, ¡qué desplante!
Ha llovido poco pero semejante.
Tú me volviste loco pero fue elegante,
Y ahora vuela un elefante.
¿Puedes verlo, el final del túnel?
La necesidad presume en libros que no se resumen.
Y yo tengo un volumen de conciliación;
No sé hacer negocio de una rendición...
Soy libre. Hoy creo en el amor lo intangible:
Hay algo que me late inconfundible.
Y si esta noche vuelvo cambiado,
¿Tu duelo y el mío será un solo río
O cada uno se irá por su lado?
¿No será Juno quien llueve el manzano?
Ya sólo espera que llegue el gusano:
Rutinas del humano.
Hay alguien que me espera en la estación.
Están lloviendo paraguas;
Son paraguas de cartón bailando al son,
Y una blusa en el cajón: pasión desierta...
Hay alguien que me espera en la estación.
Mismo tren, distinto vagón...
Tengo que escribirle una canción, pedir perdón,
Ahora que todo se acaba...
Ahora que todo se acaba...
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