Gracias a quien me quiere y quien me quiso,
A quien quiero y a quien quise, que así sé el suelo que piso.
Y siento que ha pasado ya bastante,
Que ya no escribo casi y hay polvo en los estantes de mi mente.
Seguir andando mientras pasan taxis,
Porque marcharse es de cobardes si uno no piensa en volver.
Seguir mi instinto y un mapa sin equis, porque,
Sea como sea, poner notas a mis días es puro placer.
Exponerse o desaparecer.
Yo obrero en lo mío, en la sombra.
Por construir la alhambra tras la siembra.
Hoy silbo melodías que al final pueden llegarle a alguien.
Gracias a quien me quiere y quien me quiso,
Por dejarme hacer música y pisar el suelo conmigo.
A quien le escribo, a quien describo...
Al final hablo de mí y de compartir con un amigo y ya está.
Gracias a quien me quiso y quien me quiere,
A quien quise y a quien amo:
Habéis sido la dinamo que encendió el motor.
Descubrí la primavera compartiendo ramo,
Porque en el fondo somos todas la misma flor: con temblor,
Con duda, de espinas desnuda, creyéndonos la luna que refleja al sol.
Invocamos la tormenta lenta porque es
Oportuna cuando se seca la laguna de nuestro interior.
Poner letras a tus notas es un gran honor.
Entre las teclas de tu piano brota el alcanfor, de gota gota,
Como una danza tribal ignota,
Como una isla remota y una gaviota que pasa veloz.
Gracias a quien me quiso y quien me quiere.
A los ayeres y mañanas que reclaman y escuchan mi voz.
Sois testigos de este frío y el mejor abrigo,
Al final hablo de mí y de compartir con una amigo y ya está.