Yo hoy vengo sin nada, Dejé la casa y las viejas palabras atrás. No traigo consignas ni consejos, Desnudo frente al viento eterno de la tempestad. No traigo lucha, no traigo perdón, No traigo risa, ni desesperación. Sólo traigo un silencio muy dentro, Desnudo desde el fuego abierto de mi corazón. Y de tan vacío que vengo ya no encuentro mi dolor. Y de tan vacío que vengo, ni frio ni calor. Y de tan vacío que vengo detengo el tiempo alrededor. Y de tan vacío que vengo libre, libre. Y es que la llama brilla dentro, Con cada gesto exploro mi libertad. Pero hay que andarse muy atento Un pequeño soplido la puede apagar. Brilla la llama de la libertad, Un mundo nuevo está por descubrir. Brilla la llama de la libertad, Pero hay que estar dispuesto a morir. Y morir y morir, para cambiar, Y callar y callar, reinventar, escuchar. Tantas cosas tienen que caer. Y es que la llama brilla dentro, Con cada gesto exploro mi libertad. Pero hay que andarse muy atento Un pequeño soplido la puede apagar. Brilla la llama. Brilla la llama, la maravilla. Brilla la llama. Brilla la llama, la maravilla. La llamada de las almas a estallar. Interiorizar, avivar la vida, Tratar de empezar a empezar a trazar... El mundo fresco, el oxígeno nuevo, Nuestros cuerpos desnudos al tiempo. Dispuestos, sinceros, expuestos al fuego. El ego lejos y en los ojos los espejos Descubren caminos, disuelven las dudas. Las luces nos hacen de guía. Me acuna la luna y se acuesta en la cresta De la gravedad. Despertar subiendo al cielo del amanecer. Tantas cosas tienen que caer. Y de tan vacío que vengo ya no encuentro mi dolor. Y de tan vacío que vengo, ni frio ni calor. Y de tan vacío que vengo detengo el tiempo alrededor. Y de tan vacío que vengo libre, libre.