Miguel estaba sentaito en el portal De la puerta de algún bar y esperando al alba. Y ella se ofreció a quererle y él a ella no, Y con el tiempo se olvidó de lo bonito de su cara. Del color que era su pelo, del perfume de sus flores. De su voz de caramelo y se olvidó hasta de su nombre. Quiere saber de ella el amigo Miguel, y ella ya no está, Y tú la frontera has de saltar (¡saltala!). Y anda Miguel sáltala, y anda Miguel sáltala. Y ella un día se enamoró de un francés y su dinero. Que de su mano se fue pa Francia, Cuna de su desengaño y desconsuelo. Y aquél hombre que creía tan galán y caballero, No llegó ni a ser la sombra de Miguel el canastero. Y allí no había razones pa' no llorar. Y anda Miguel vete pa' allá y tráetela pa'ca. Y anda Miguel tráetela, y anda Miguel, tráetela pa'ca. Y anda Miguelillo tú tráetela, llévatela por el camino, Y anda Miguel, ráptala... ráptala ia ia ie! Noche oscura era de invierno, y no brillaba la luna. La herradura del caballo de Miguel oyó desde su ventana oscura, Y se la llevó Miguel, y se la llevó Miguel...