El desierto fue entrando y fue cubriendo todo Con el llegó la nausea y solo había naufragio Yo soy para mí la cárcel más grande Quemé las naves a orillas de Ítaca Extranjero siempre donde fuese Hijo de promesa con palabra antigua Que te aplasta incluso en la distancia Cuando saltamos el miedo nuestra ciudad se levanta Desde lo simple, queriendo ser irreductible Y soñamos la vida que no es la nuestra Entre la esperanza y la frustración Aprendiendo a caminar con ojos en las espalda Esquivando serpientes sin mirar Yo soy para mí la cárcel más grande Navegar como Aguirre en su barca buscando lo que no hay El dorado siempre estará tan cerca Con saliva en los labios Con sudor en las manos Cantamos, brindamos, amamos y odiamos Despreciamos amaneceres Que nos deprimen Como invierno, como enfermedad Despreciamos amaneceres Que nos deprimen Como muerte, cárcel y hospital No se dobla quien se quiebra Yo soy para mí la cárcel más grande Yo sigo aquí cantando, gritando, amando y odiando