Solo una cosa no hay, es el olvido Dios, que salva el metal, salva la escoria Y cifra en su profética memoria Las lunas que serán y las que han sido. Ya todo está, los miles de reflejos Que entre los dos crepúsculos del día Tu rostro fue dejando en los espejos Y todo es una parte del diverso Cristal de esa memoria, el universo; No tienen fin sus arduos corredores Y sus puertas se cierran a tu paso Solo del otro lado del ocaso, solo del otro lado del ocaso Verás los arquetipos y esplendores. Ya todo está, los miles de reflejos Que entre los dos crepúsculos del día Tu rostro fue dejando en los espejos Y todo es una parte del diverso Cristal de esa memoria, el universo, el universo.