He visto escalar a un hombre el infierno, Cabalgando desiertos con ojos de dunas. He visto a los locos escribir sus poemas Cuando la luna esta hambrienta He visto a luzbel llorando en silencio Con sueños de ángel, con hambre de perro. He visto a un hombre colgado en la cruz Y a una hembra en la hoguera. Ambos me amaron como nadie lo ha hecho. He visto a un ángel en una isla desierta escribiendo con fuego Las siete ecuaciones que habrían de acabar con la bestia. He visto a mi madre parirme en invierno Y a los magos oscuros que habrían de matarme. He visto los ojos de sirio y la lengua del diablo Ambos bordaron su frase bendita-maldita en mi corazón. En un leprosario vi a un hombre sediento de olvido Era iscariote sin uñas de tanto arañar el recuerdo, Su alma vacía y sus ojos perdidos en una tormenta. Vi a pedro seguirle la huella y sanarle su pena. He visto a hannan rondando mi casa, Buscando al fantasma de luz que quemó sus tinieblas. He visto cruzadas de esbirros quemando santuarios Y a templos extraños que queman verdades en sus altares. He visto a mi madre parirme en invierno Y a los magos oscuros que habrían de matarme. Vi enloquecer a mi pueblo en las ruinas, Era el fin del imperio de la sangre morena. Vi a los negros partirse en dos y ser despojados Ser arrastrados y marginados a una tierra de esclavos; Lugar donde habrían de sembrar a golpe de látigo en sus espaldas Una música hermosa que habría de abolir las cadenas del alma. He visto a un hombre borracho matar a su nieta Y a un viejo en la calle arrastrarse a u rincón del asfalto A encontrarse con la muerte sin temor a la cita. He visto a una hueste de seres malignos violando menores. He visto la rueda y el péndulo eternos que marcan el ritmo De abel y caín en esta terrible y divina comedia. He visto una llaga en el pecho de ambos y de madre maría. He oído cantar en la noche más larga del tiempo A un ciego poeta un himno siniestro.