Oye, Señor, mi amigo, cuando veo tu Amor eterno, Siento encogerse mi alma, soy tan pequeño. No te importan mis obras, no te alejas si yo estoy lejos, Me amas aunque no te ame, no impones precio. Quisiera darte todo, pero es tan poco lo que tengo, Un pobre y tibio amor que busca dueño. Pero a pesar de todo, Tú lo aceptas con gran afecto, Y haces, del tibio amor, un amor nuevo. Soy tan pobre y tan rico, Pues tu amor me hace valioso. Pongo ante Ti mi nada Y reluce como el oro. Y al ver cuanto me amas, Quiero regalarme todo. Señor, hazme generoso como Tú. Al repetir tu Nombre, se me llena de gozo el alma Y me brota este canto y un mar de calma. Quiero gritarle al mundo que el amor ha vencido al odio Y quiero amar al hombre como Tú lo amas. Si acaso Tú quisieras ser el dueño de esta alma inquieta, No dudes en tomarla, ella es tu sierva. Pero como es tan débil se resiste a cambiar su senda, Hazla pues mansa y dócil como una oveja. Soy tan pobre y tan rico, Pues tu amor me hace valioso. Pongo ante Ti mi nada Y reluce como el oro. Y al ver cuanto me amas, Quiero regalarme todo. Señor, hazme generoso como Tú.