Tengo la cabeza como fergusón, La boca como percusión, Las manos de herramienta y los pies como anclas. Los ojos como platos y vacía la panza, Torcida la columna y perdida la esperanza. El pelo tan largo como Elisabeth de Austria, Y la memoria medio en ruinas como el Partenon de Grecia. Con los aires de reina de esa ___ La cartera sin papeles, la escopeta sin licencia. En apariencia una chavala dócil, una nueva cifra, En esencia desdendencia de la __ Traigo papiros de Atenas, Sé muy bien que no me libro pero a mí me va el peligro, nene, dame más calibre. Que ni somos ni seremos libres pero sí bandidos, Que al menos es parecido, Yo siempre fui con los malos, Del lado del crimen organizado, De la hermandad de la virgen de los desesperados. Fugitivos, convictos, conflictos con el estado. Drogadictos sin causa pero de oscuro pasado. Mientras sigo aquí sacándome los clavos, con 54 kilos siendo un peso pesado. Miro para atrás y ya se han ido, Más de media hora llevo interrogando a los testigos. To ralla con el sonido de este mi maullido infame que es el único relevo que hace que no blasfeme. Que me quemen en la hoguera que no impide que lo ame, Si yo digo veneno inmediato tú te relames. Exportando las nuevas por debajito los trenes. Que me quemen pronto, que me quemen. Venga, que me quemen.