Quiero que transcurra el tiempo Ser testigo del momento En que lo sufren otros, nunca yo. Disfrutar viendo el encuentro De la noche con el día, Y que nunca se entere el sol. Mi Drusila, quiero todo, Y de todo más, pues todo, no me basta para descansar. Y soñar siempre despierto, Estar vivo... aunque muerto. ¿O es que no soy Dios? Pesadillas en mi mente, Tantos sueños recurrentes, Un desierto y en medio los dos, Contemplando tu belleza Sin saber a ciencia cierta Si es un sueño o es la realidad. Está claro mi deseo Quiero luna y quiero sueño No quiero a ninguno abandonar. ¿Cómo querer la luna y querer el sueño? ¡No puede ser! Tendrás que elegir alguno Pues imposible es tener los dos. Es como si quisieras No ser un hombre y ser un Dios. ¿Tan difícil entenderme? ¿Tan terrible complacerme? ¿O es que no soy Dios? Es difícil entenderte. Es terrible complacerte. Pues tú no eres Dios. Calígula: Yo soy... Drusila: No lo eres. Calígula: Mírame. Drusila: Debes saber que has de perder. Calígula: No pierdo nada. Drusila: Pierdes todo. Calígula: ¿Pierden los dioses? Drusila: No lo sé. Ni tu tampoco. Calígula: ¡El por qué! ¿Por qué los dioses nunca duermen? Drusila: Tal vez lo hacen, tal vez no... Calígula: ¿Por qué he de hacerlo yo? ¿Por qué dormir entonces? Drusila: Si el mundo está a tus pies. Calígula: Lo quiero al revés. Drusila: No entiendo... Calígula: Es tan simple. Calígula: No deseo ser tu dueño... Drusila: ¿Cómo querer la luna y querer el sueño? Calígula: Sí en cambio ser tu sueño Drusila: ¡No puede ser! Calígula: Que descanses al verme brillar Drusila: Tendrás que elegir alguno Calígula: Siendo luna y un reflejo Drusila: Pues imposible es tener los dos Calígula: Dando luz al firmamento Drusila: Es como si quisieras Calígula: Y cegando a la humanidad Drusila: No ser un hombre y ser un dios Calígula: Quiero ser un sol despierto Calígula: Inventarme al universo para así poderme procrear ¿No es acaso mi deseo? Drusila: Este es sólo tu capricho Calígula: ¿No es acaso lo que quiero? Drusila: Y no basta con "yo quiero" Calígula: ¿O es que no soy... Dios? Drusila: Pues tú no eres... Dios