Aún sin saber, ya sé que lo que soy he sido,
Aún sin nacer, es tan obvio que ya he nacido.
Sin conocer ya conocí lo conocido,
Sin descubrir me descubrí que mas allá de todo,
Más allá de mí, más allá de mí existo.
Miré y me vi y al mirarme todo fue sencillo
Es lo que nunca existió,
Simplemente es porque ha existido
Que si hay principio siempre soy ese principio
Que a cada instante en que el tiempo se diluye
Yo me crezco más aún, crezco más aún y vivo.
Me convierto en una brisa y si quiero en el otoño o en tu piel,
Puedo estar entre tus miedos o brindarte a ti los cielos o la hiel.
Puedo darte aquella esperanza soñada,
Mutilar tu mirada para que no veas nada.
No es necesario que suceda, ese momento sucedió.
Me procreo a cada instante, a cada instante muero y vuelvo a nacer,
No es el sol quien me ilumina, él es quien en mi se mira, y no al revés.
Pues apenas refleja mi destello, es mi espejo,
Soy la fuente de donde se creó el universo.
Más que Dios, ya que de mi es que han surgido los demás.
¿Por qué correrán ante mí los hombres si suspiro?
¿Por miedo lo harán, o será que si me creen divino?
No me importa que me amen si me temen.
La condena de los hombres no me hiere porque escucho su clamor.
Les falta el valor de hundirme... Calígula.
Y al nombrarme se postra el universo, pues al decirlo... Todo ya está dicho.